viernes, 2 de diciembre de 2011

Nada que ver

Sinceramente es un poema con odio, pero no puedo sentir otra cosa contra las personas que maltratan a otros en la medida de su dinero. Ojalá cambien pero no quiero ni saber qué será de ellos. Hay cosas más importantes en la vida y no es un cliché

Ojalá te caiga un rayo
o te caigas del caballo
o alguien, que no sea yo,
te enseñe a pensar.

Son las cosas que nadie dice
pero son la verdad
porque hay gente vacía
que conoce de marcas y fiestas
de chismes y de qué ropa usar,
pero no conoce la verdad.
Y hay un mundo que existe
fuera de su burbuja de metal
que no excusa su tontería,
su escasez,
su poco intelecto
que se esconde tras el dinero
y que dice: "no tengo madurez"

Mientras te crees más que el resto
y los ofendes,
yo ayudaré
a los que, según tú,
valen menos que el dinero,
esa es la medida
de tu sensata insensatez

Cuando no haya dinero,
no sé qué vas a hacer
porque detrás de eso
no hay nada que ver.

Rodrigo Mora Cárcamo ©

viernes, 18 de noviembre de 2011

Hay verdades, ay verdades

primer poema escrito y terminado por mí este año

Hay verdades que había olvidado
marchitadas en los rincones
secas por la preocupación
cuando vivía de mis pasiones.

Hay las que no miraba
por mirar siempre los problemas
del lugar donde estaba
por razones que no recuerdo.

Hay las que siempre estuvieron,
siempre ahí dentro
disfrazadas de buenas acciones
pero carentes de sentido.
Olvidé mis viejos amores
por los que parientes se fueron
de esta vida al cementerio,
ideales viejos que son tan nobles
que me habían sostenido
en lo esencial de los corazones.

Restricciones, represiones
todas vinieron de afuera,
de sistemas
que han dejado
al mundo tan enfermo
que ama una falsa libertad
esa que se compra con dinero
y que deja al amor en suelo.

Rodrigo Mora Cárcamo ©

martes, 18 de octubre de 2011

02 de Octubre

llamado así por el día que escribí el poema el año 2008

Cómo sabré lo que está mal
si ya no me duele tanto pecar,
y no es que lo haga por costumbre,
es voluntad
porque anestesiada mi alma está.

Cuanto llanto que no hay,
cuanta calma puedo ver,
solo espero cambiar
y aprender a querer.

En el amor no hay diplomacia,
el amor sigue a la verdad,
y si no hay verdad en lo que hablas,
deberías no hablar.

No digo que yo sepa todo,
menos aún si hablamos de amor,
pero ayer vi un sendero angosto,
en el que puse mi corazón.

Rodrigo Mora Cárcamo ©

Al final del camino

Ya voy tiempo caminando,
buscando algún rastro
que me ayude a avanzar.
Pero tengo tanto miedo
de encontrarme muy lejos
del que es mi hogar.

Y no sé si hay algo bueno
que sin esperar un sueldo,
me ayude a mí.
Pero me lanzo ardoroso
a la aventura vivir.

En el aire viaja un viento
que me sabe a algo nuevo,
y estoy listo para ir.
En mi mente hay tantos sueños
y un espíritu dispuesto,
al mundo combatir.

Al fin llegó la hora
con un viento que sopla,
con fuerza frente a mí.
La luz del día ya se pone
pero el sol en el horizonte,
me invita a salir.

Recién avanzo unos metros
y aún tengo mucho miedo,
¿qué es lo que voy a vivir?
Pero sé que es el inicio
y al final del camino,
me uniré a ti.

Rodrigo Mora Cárcamo ©

domingo, 27 de marzo de 2011

Y nunca más

Y nunca más
volveré a ser aventurero
ante la vida,
desde ahora me
quedaré frente al mar
de lágrimas saladas
que han salido
de unos ojos
que sólo miran atrás
y ven como el tiempo
que va pasando
los va decolorando
y se pone el blanco en rojo
aunque
aún se nota el marrón
y ya no miran al
resto como gente
sino como diversión.

Y nunca más
volveré a ser bueno
con los otros
y mataré al amor,
cerraré con cerradura
y echaré la llave lejos
en un planeta
desolado
que pronto hará
implosión
para que nadie
en la historia
de los siglos
desde el alfa
hasta el omega
sepa quién
he sido yo
y así odiaré
toda creación
que se haya conocido
desde aquella explosión
y juro con mis
entrañas
que viviré sin amor.

Y nunca más
volveré a ser gente
desde hoy como
una sierpe
que jala a la tentación
en la que se enredan
en el árbol
en el árbol oscuro lleno de odio
que ahuyentará
al amor
para que las presas
del día caigan hacia
mi sillón
y caerán también
las ropas de ocasión,
pero los intentos
de amarme quedan
atrapados en las ramas
de mi oscuro corazón
y aunque toquen
la corteza,
no llegan
al interior.

Rodrigo Mora Cárcamo ©

jueves, 3 de marzo de 2011

Un sueño real

Al fin
te vi
me viste
y todo pasó.

Tenía miedo
y me consolaste.
Tenía frío
y me abrazaste con amor.

A muchas seguí
sólo una me siguió,
conocí a muchas
pero tú eras la mejor.

Estaba solo
y viniste tú,
tus ojos no mentían
y me trajeron la luz.

Mucho tiempo busqué
pero ella me encontró
y a mi paisaje gris
le pusiste color.

Ahora te veo,
tú me ves a mí,
y hay algo más grande
que como una semilla
florecerá en bella flor.

Para entonces diré,
que a muchas amé
pero sólo tú me diste amor.

Rodrigo Mora Cárcamo ©

Soy yo más no yo

Le pregunté al tiempo
¿Por qué es tan difícil
olvidar el recuerdo
de los malos momentos
que me hicieron daño?
Y si en verdad ya fueron pasados,
por que el recuerdo me asecha
y como un reloj que suena,
el recuerdo sigue sonando.

La respuesta se hallaba escrita
pero no la veía
siempre con fuerte tinta, siempre a mi lado,
y es que nadie, ni el tiempo mismo,
puede borrar las huellas
que él mismo hizo.
Nadie te quita lo perdido,
nadie.

Parece un refrán mediocre
que al repetirlo,
solo hará que llores.

Pero levanta la mirada
para qué le das la victoria al enemigo,
No ves que el tiempo
tampoco olvida las cosas buenas
no, no las olvidará,
como olvidar las cosas buenas que hicimos.

Nadie te quita lo perdido,
pero tampoco lo ganado.
Y al repetir este verso
tal vez nada cambia,
pero el enemigo esta llorando en casa.

Y sí, también hay veces que perdimos
pero ya está, seguimos vivos.
Dale y mejora tu vida
y si el enemigo viene y quiere pelear
recuérdale también
de ese pasado cuando le pudimos ganar.

Y ¿qué quién soy?
Yo soy tu mismo
pero a la vez distinto,
soy el hombre valiente que llevas dentro,
solo que ahora ya me tomas en serio.

Rodrigo Mora Cárcamo ©

lunes, 28 de febrero de 2011

Rimas al viento

No es un título, son versos libres de historias pasadas

Solo con decirte
que no puedo
mirarte si no es de lejos,
porque sé bien
que ya no te puedo amar.

Como quisiera
que te acerques a mi puerta
y la arranques de raíz,
para que entres a mi casa
y cenemos los dos solos
y me vuelvas a hacer reír.

Como quisiera
que tu mirada
se pierda en el viento
y se esconda en el mismo hueco,
donde yo iba corriendo
para poderla encontrar.

Antes todo era hermoso
y solo con ver tus dos ojos,
yo podía ver más allá,
pero ahora la neblina gris
que has puesto entre nosotros,
ya no me deja mirar.

Si acaso soy inoportuno
y no veo más lejos,
es que debo decir que
me estoy volviendo viejo,
cuando me encuentro sin ti.

Como quisiera
que el suspiro
que exhalas en tu ventana,
sea solo para mí.

Rodrigo Mora Cárcamo ©

El que ha regresado

este poema es sobre un joven de otra historia:
"Era el mismo muchacho
de otra historia
que han contado,
que se fue
buscando alguna respuesta,
pues, no tenía nada
más que sueños en su cabeza."


-Te dije amigo
que el muchacho volvería.

-Pero dijiste, yo recuerdo,
que vendría cabizbajo
con el rabo entre las piernas.

-Mas lo dije caliente
por la pinta que tenía
porque mostraba altanero,
su hipócrita valentía.

-Y no recuerdas el color rojo del mar
reflejado en sus dos ojos
aquel día que se fue a navegar,
parecía un joven
de sueños muy airoso.

-Pero el mar viene y va
y la corriente lo quiere
pues si ahora está acá
es por mera suerte.

-Suerte la tuya, amigo,
que él no te escucha,
y ahora más bien escucha que ha traído
un mensaje para nosotros.

"Cuando me fui era un joven
que no sabía nada,
y ahora que he estudiado,
estoy más confundido.

Estoy sin saber bien
donde empieza o acaba,
pero estoy acá demostrando
que soy un hombre
y un hombre se para.

Quiero ver ahora las caras
de los que auguraban mi fracaso,
y ahora en el ocaso,
veo en todos asombro
porque he regresado.

Y es que un muchacho coherente
destila valentía,
si a su corazón no ha callado,
luchará con osadía.

Hay de ustedes
que no esperaban este día,
pues, aburguesados en sus tristes tronos
olvidaron qué es la vida.

Y llego yo con alegría
a cuestionar sus mandamientos
arraigados de sillón y burguesía,
¿qué hay de los sueños?
¿ideales? ¿anhelos?
¿han olvidado todo eso
que en su juventud
habían buscado?

Ahora vuelvo a mi camino
y si alguno quiere seguirme,
hágalo,
y súbase a mi barco."

Rodrigo Mora Cárcamo ©

Sobrepesado

este es un poema raro del 2007, espero que les guste

¿Hay acaso un modo correcto?
No me mires mal,
hago lo que debo.
¿Por qué haces preguntas de
las que conoces las respuestas?
Olvida tus sueños,
no vivas en mentiras.
¿Sabré acaso qué hacer con mi vida?
Toma tus maletas
y fuera de mi vista.
Triste final, ¿no? ¿Acaso lo esperabas hoy?
Deberías morir ya
para que no tengas bienvenidas.

Así la vida es un ciclo,
una tormenta desigual:
ser bueno demora
lo que estas vivo,
y sólo un segundo para
estar mal.

Pero claro que vale la pena
porque no se pueden comparar,
una recompensa materialmente enorme
no se acerca al infinitesimal gozo
de ver un alma pura sonriendo
por la alegría que le das.

Rodrigo Mora Cárcamo ©

viernes, 25 de febrero de 2011

Luz y sombra

No soy nada más
que ceniza en el piso
que suciedad en una loza,
que pereza en una cama
ahogándose en sueños que no son nada.

Nada tengo que ofrecer, solo tengo
cabello largo y despeinado,
ropa pasada de moda,
un monedero raro
que no cambia aunque pasen los años.

No querrás estar cerca
de un malabarista fallido
de un deportista engordado
de un poeta sin oficio
o de un pensador fracasado.

De qué me sirve saber mucho de todo
y no saber nada de nada.

Te dije que no importa,
si tengo un sentimiento
se consumirá con el tiempo,
y el tiempo será quién mate,
lo que por ti siento.

Déjame solo en mi mundo que te adora,
ya sabemos que no combinan
la luz con la sombra.

Rodrigo Mora Cárcamo ©

La noche después

Silencio absoluto
soledad en mi mundo,
oscuridad que me absorbe
y un dolor que me pesa,
en lo más profundo.

Que grande la tristeza
de saber que es imposible,
y aunque consiga
todos los regalos del mundo,
no seremos uno.

No miraré tus ojos de cerca,
mis labios no se tocaran con los tuyos
y tú, la mujer perfecta,
seguirás tu rumbo
y yo no seré jamás
parte de tu mundo.

Rodrigo Mora Cárcamo ©

Muerto en una madera

Este es un poema dedicado a Jesús en la cruz en una inspiración de un Viernes Santo

Los jornaleros molestos
han seguido su pecado
y ahora todo es silencio
en la ciudad muerta,
pues mataron al dueño de la huerta.

Las mujeres golpean su pecho
con los nudillos mojados
por lágrimas que salieron
de un corazón bueno,
que reconoció a Dios muriendo.

La corona está puesta
los clavos fueron clavados
y se alza el cuerpo,
de un Dios que nos amó
hasta el extremo.

Todo ha sido pagado
lo ha pagado con su vida
y la madre está a su lado,
con un dolor que la mata
aún estando viva.

El enemigo malvado
camina dichoso en la tierra
y es que está celebrando,
que Dios murió en una madera.

Pero brilla la esperanza
en la forma de una vela
brilla en medio de tinieblas,
es la luz de los fieles
que aún creen en Dios
y tienen fe en sus promesas.

Rodrigo Mora Cárcamo ©

jueves, 24 de febrero de 2011

El cuadrado

En este cuadrado
me voy a morir,
solo en unos años
se van a podrir:
mi carne, mis huesos,
mi piel y mi ser,
solo en cuestión de tiempo
voy a desaparecer.

Será la muerte más lenta
va a ser la peor,
pues como morirme si ellos me alimentan
tres veces al día traen comida a mi celda.

No habrán balas ni sables,
la muerte sola entra en mí,
y al final, día a día me muero
pensando en milagros para irme
pues mi corazón
de estar solo se muere,
porque nació para ser libre.

Recuerdo mis días libres ahí afuera
cada vez que veo por mi ventana,
mirando la playa tan lejos y tan cerca,
que mi alma llora
por no poder estar afuera.

¿Cómo entré a esta celda?
pregunta mi ingenuidad,
pero sé que opté por el mal
y ahora me pudro en vida
lleno de infelicidad.

Amigo! la vida es un conjunto enorme
de decisiones instantáneas,
o decides ser bueno con la gente
o te podrirás
en la celda que tengo al frente.

Rodrigo Mora Cárcamo ©

Locura de vida

Si en la mitad de mi vida,
se interpuso la muerte,
y de manera intempestiva,
cambió mi suerte.

No voltearé la mirada,
para llorar al pasado,
ni para dejar flores
en la tumba soleada,
que me han destinado.

Es como sentir
que veo el sonido
o que escucho colores,
y no quiero morir
tan solo y deprimido,
gritando mis sinsabores.

Para luego cambiar,
teniendo más barba y pelo
con un palo de amigo,
mirando gente irreal
con movimientos
de los que no soy dueño,
estando siempre cochino.

Me faltaran entonces
muchos dientes en la cara
andaré desnudo y enfermo,
viviré de lo que la gente done
al mendigo que siempre anda
como estando vivo
pero en realidad esta muerto.

Rodrigo Mora Cárcamo ©